Estaba ahí, sola a la madrugada, con la luz que se filtraba por la cortina. Moviéndose en la cama, deshaciéndola y acomodándola. Cerrando los ojos, con la ingenua idea de que quizás se podría dormir. Con la ilusión de que mañana cuando se despierte, ese amor quede en el olvido. Pero, en el fondo, ella sabía que era imposible, que todavía lo quería demasiado. Que quizás él no estaba más con ella físicamente, pero que su cabeza todavía lo tenía presente, y su corazón vivía con él. Durante el día, las canciones de la radio, o la sencillez de una flor en primavera, tenían relación con él. Todo seguía girando alrededor de su recuerdo. Por las noches, cuando no dormía, estaba queriendo sentirlo una vez más, queriendo llamarlo, queriendo escucharlo. Si tenía suerte y lograba dormirse, sus sueños igual lo volvían a traer. Estaba en todos lados, no la dejaba en paz, el recuerdo de lo que había sido era muy fuerte todavía, pero lo que más dolía era pensar en "lo que pudo haber sido". No podía creer como lo había dejado ir, no encontraba la forma de pedirle perdón, por lo que ella le había hecho sufrir. Extrañaba su olor, sus palabras, sus retos, sus risas. Extrañaba hasta lo que no le gustaba. Había días en que ella buscaba desesperadamente odiarlo, pensando que de esta forma quizás lo olvidaría, pero era inútil. Todavía lo quería. Sabía que le había dicho "adiós" a la persona equivocada.
Miedos
Miedo a no saber qué decirte, miedo a no saber cómo expresarlo, miedo a que no me escuches, miedo a que no me entiendas, miedo a que me malinterpretes, miedo a no saber decidir, miedo a dar la cara, miedo a meter la pata, miedo a no saber valorar lo que tengo, miedo al fracaso, miedo a la mediocridad, miedo a la irresponsabilidad, miedo a la ignorancia, miedo a tener que huír, miedo al compromiso, miedo a las cadenas, miedo a los prejuicios, miedo al racismo, miedo a la violencia, miedo al dinero, miedo al poder, miedo a la guerra, miedo a mis sentimientos, miedo a que me hagas daño, miedo a que no me perdones, miedo a no quererte, miedo a que no me quieras, miedo de no atreverme a demostrarte mi cariño, miedo a que me mientas, miedo a perderme, miedo a perderte, miedo a dormir demasiado, miedo a querer dormir para siempre, miedo a no poder controlar mis emociones, miedo a tener que olvidar, miedo a enamorarme de la persona incorrecta, miedo a sufrir, miedo a dejarme llevar, miedo a que sea demasiado tarde para pedir disculpas, miedo a que me rechaces, miedo a hundirme, miedo a que no me eches una mano, miedo a que me ignores, miedo a envidiarte, miedo a tener celos, miedo a destruir, miedo a decepcionarte, miedo a pasarme de la raya, miedo a la timidez, miedo a las personas, miedo a mí misma.
2009
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Extrañarte.
Hay un te extraño, te extraño en cada cosa que sucede, en cada palabra de la conversación. Hay un te extraño enredado entre las notas de las canciones que escucho. Te extraño tal cual no eres, extraño el modo en que no soy contigo, el modo en que me gustaría estar entre tus manos. Extraño todo aquello que no será, todo lo que no seré. Porque no estás, porque talvez no vendrás. Te extraño. Hoy quisiera decirte tantas cosas.
Soy.
Soy útil, fiel, inútil, inteligente, puta, alegre, obsesiva, virgen, hermana, hija, prima, novia, amante, amiga, compañera, confidente, traidora y leal entre otras cosas. Ese es mi modo operativo, así soy: absurda. Me entiendo en mi desorden, en mi incoherencia. Soy todo, depende del día. Soy absurda. Soy lo que el mundo quiere que sea. Entiendo mis necesidades y que él me circunda. Entiendo que mi necesidad es él. Que sin dolor no existo, que me consume la melancolía. Absurda porque viví límites desesperados: me tocó un amor obsesivo, perjudicial. Me tocó tocar la muerte tan de cerca hasta perderle el respeto. No me asustó morir: me aterrorizó seguir despierta. Me pregunté cuántos años más iba a vivir, no por miedo a desparecer sino hasta con necesidad de ello. ¿Qué es normal? Amarte tanto y sin explicaciones, sin silencios. Con esta tristeza profunda e interminable. Eterna, siempreviva. Una melancolía inmortal hasta en los momentos de júbilo. Tristeza que no me abandona, que me ahorca, que me ahoga yaún así no me mata. Quererte tanto hasta volverme loca, perder identidad para cumplir tus deseos, llenarme de tus peticiones…y deseando profundamente que el sentimiento desaparezca. Mirándome inexistente cuando por fin la melancolía se va. Rogando que vuelva la tristeza: quiero por lo menos sentir algo. Y algo incluye dolor. Peor que sentirse mal es no sentirse. Y ya no siento.
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